La reciente y dura carta de respuesta (ver más abajo) del Embajador venezolano ante la OEA, Roberto Álvarez, al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, reafirma una vez más, la importancia, necesidad, sino obligación que tiene Almagro de conseguir el apoyo diplomático de los Estados miembros de la Organización para sus gestiones a favor de la democracia Venezolana.
Uno no puede dejar de aplaudir las punzantes cartas abiertas del Secretario General de la OEA, a la dirigencia chavista, en las que les da una merecida lección sobre democracia y resalta sus transgresiones a instituciones, valores y practicas democráticas consagradas en la Carta Democrática Inter-Americana. Su misivas muestran su coraje político y lo instalan como un paladín de la democracia. Sin embargo, uno no puede dejar de advertir que Almagro a la vez pareciera actuar como un llanero solitario.
Si la intensión del Secretario General es contribuir al diálogo y la negociación entre Maduro y la oposición por la sustentabilidad de la democracia en Venezuela, contener la erosión de la democracia y los derechos humanos en ese país, y a la vez fortalecer y revitalizar el rol de la OEA en la promoción y defensa de la democracia y los derechos humanaos, sus misivas serían mucho más efectivas si tuviesen el apoyo político/diplomático, público y explícito, de por lo menos un grupo de Estados Miembros de la Organización. De esta manera, sería la OEA, orgánica e inequívocamente, la que se estaría pronunciando a favor de la democracia en Venezuela, y no sólo su Secretario General. Al respecto, la pregunta es ¿ porqué Estados miembros como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Paraguay, Perú y otros, que uno pensaría estarían de acuerdo con la postura de Almagro, no se han expresado, individual o colectivamente en el marco de la OEA, acompañando o apoyando sus declaraciones? ¿O es que el Secretario General no ha buscado o no ha obtenido el apoyo de tales Estados miembros?
Por otro lado, su deseo de que la OEA le pida disculpas a Cuba por su exclusión en 1962, tendría mucho más sentido y probabilidades de convertirse en realidad si también contase con el apoyo de la mayoría de los Estados miembros…
Rubén M. Perina, Ph.D.
About The Author
Publicado por